Hace algunos años que Pablo Echart, compañero de la universidad, que había asistido a la presentación de mi primer álbum, me comentó que tenía algunos escritos que podrían ser ilustrados. Entre ellos estaba Volver, un texto breve que vi que podría convertirse en álbum, y con el que conecté enseguida, pues, al igual que Cuando mamá llevaba trenzas, presenta una mirada agradecida sobre un pasado feliz, que, sin embargo, a diferencia de mi álbum, se extiende más allá de la infancia. Es, además, un libro que puede verse como un reconocimiento a la paternidad, especialmente.
Este me parecía también un libro para todos los públicos, para compartir, y con una estructura circular que me gustó especialmente. Por otra parte, el texto resultaba en su mayor parte muy abierto, por lo que me permitía concretar a través de la imagen.
Volver es una especie de cofre de momentos preciosos, momentos que muchos lectores compartirán, porque Pablo sabe ver y hacer ver lo valioso en lo sencillo. Como se lee en la página de Triqueta, que ha acogido este proyecto,
“Volver” es una dedicatoria. O lo que es igual, un agradecimiento. “Volver” se ha escrito con los regalos que amigos y familiares dejaron sin saberlo. De forma callada, como una enredadera, ellos se trenzan sobre nosotros para hacer hermosa nuestra vida. “Volver” es un álbum de imágenes favoritas. Las que dan cuenta de lo que más queremos.
Desde el momento en que decidimos colaborar, charlamos mucho, de sus momentos preciosos y también de los míos, y poco a poco fue surgiendo el storyboard del libro, sobre el que también charlamos. Aunque me dio total libertad, el hecho de que Pablo sea especialista en guion me llevaba también a presentarle y explicar mis decisiones, a confiar en su criterio.
Enseguida le propuse trabajar con el estarcido, que, a mi juicio -y él estuvo de acuerdo- ayudaba a cierta indeterminación que, por un lado, remite a la bruma del recuerdo, y, por otro, puede favorecer la identificación de los lectores. Para el color, decidí usar Photoshop en una paleta en tonos pastel donde destacaban la viveza de un amarillo y, sobre todo, de un verde mucho más vivo que, al romper con el resto, permitiría identificar al protagonista en sus diferentes etapas vitales.
El proyecto avanzaba despacio, porque yo tenía otros compromisos con fecha, y no encontraba el momento de darle un empujón después de haber realizado dos ilustraciones. Algunos amigos editores me dieron también su opinión y el álbum se iba gestando mentalmente, pero no encontraba su hueco para materializarse, entre el ajetreo de unos y otro asuntos.
La pandemia, sin embargo, como bien sabemos, nos forzó a tomarnos la vida con un poco más de calma y consideramos entonces que presentar nuestro trabajo a un premio que no exigiera un proyecto terminado, nos ayudaría avanzar con Volver. Eso me obligó a dibujar todas las ilustraciones, que después habría que recortar, estarcir y pintar.
Tuvimos la suerte de que la editorial que dirige Víctor Mascato hubiera decidido abrir una línea nueva, +Triqueta , para dar cabida a álbumes y libros ilustrados orientados a un público amplio.
El proyecto les encantó, seguramente por esa conexión personal que puede establecerse con sus páginas, y, a partir de entonces, el trabajo con la editorial fue fantástico, pues trataron el libro de una manera exquisita y, al editarlo también en euskera y gallego, lo abrieron al público que lo podrá también disfrutar en esas lenguas.
Volver tuvo, además, la suerte de darse a conocer en el Salón Internacional del Libro de Pontevedra, donde se expusieron sus ilustraciones en el espacio dedicado a Euskalherria como cultura invitada (Pablo es donostiarra, y se aprecia también en el libro).
Casi un año después de su publicación, recibimos con alegría la selección de Volver entre los libros recomendados en los Premios Fundación Cuatrogatos 2023, en la sección “para los que despegaron como lectores”, un reconocimiento que agradecemos de corazón.
Volver es un álbum creado para que todos recordemos -y los más pequeños descubran- que cada instante de la vida está lleno de valor. Para que reconozcan que la celebración del mundo puede encontrarse en un rostro querido, en un atardecer, en un día de colegio o en el sonido de unos pasos familiares.