Hacia el inicio del confinamiento de 2020, aún sin saber cuánto se alargaría o qué vendría luego, Paula Merlán me hizo llegar la primera versión del texto para este álbum ilustrado, un cuento que encontré encantador, pero en el que, tal vez por ir dirigido a un público claramente infantil, no vi al principio la posibilidad de encajar.
Paula, desde la confianza de la amistad, y creo que conociéndome ya un poco, optó por un método más práctico y me pidió que le hiciera una sola imagen (“un zaszás de los tuyos”) para no presentar el texto desnudo a los editores. Bastaba, me dijo, con un esbozo de la protagonista. Bueno, hice un zaszás, tal cual, porque andaba en plena adaptación a la docencia en línea, algo sobrepasada, y se lo envié (me da un poco de pudor ponerlo aquí, pero ahí va ;) )
Mientras tanto, la primavera se había abierto paso en el exterior, y yo miraba, como tantas personas en aquellos días, los árboles desde la ventana y escuchaba los cantos de las aves, nítidos como nunca. Poco a poco comenzaron los breves paseos en un resurgir que resultó espectacular ese año: al deseo de verde se había sumado la exhuberancia que habían traído las abundantes lluvias y cuando al fin pudimos traspasar los límites de nuestras casas, la ciudad se presentó espléndida a nuestros sentidos, ávidos de redescubrirla.
Y sii la ciudad estaba hermosa, qué decir de los campos y los caminos: aquella primavera no sabía adónde mirar, el paisaje ofrecía tantas posibilidades, tantos detalles que encuadrar….
Fue entonces cuando me di cuenta de que sí, de que podría y quería ilustrar este álbum que es, entre otras cosas, un canto a la naturaleza y un toque de atención, una llamada a la contemplación de la belleza que nos rodea. También vi que la idea del encuadre podría ser un recurso interesante para indicar la mirada de la protagonista sobre el entorno.
A partir de ahí, todo fue rápidamente, en este caso. Durante el verano realicé alguna ilustración más, mientras trabajaba también en los Romances de la rata sabia. Disfruté en la alternancia de materiales y técnicas manuales, y ya a finales del otoño, tras contar con la acogida entusiasta de Cuento de Luz, emprendí de una manera más sistemática, sobre todo en diciembre, la ilustración del álbum, siempre contando con Paula para los ajustes de texto e imagen. Su trayectoria y su experiencia en este género, además de nuestra relación, tan franca y fluida, facilitaron el rápido curso de este proyecto, con el que tanto he gozado con las acuarelas y los lápices para contribuir a un mensaje que también siento muy mío.
Por el camino, además, disfruté mucho y bromeé con mi hermana al comentar los progresos sobre este libro que las dos bautizamos como “la Martine”, pues, sin haberlo buscado, le vimos de pronto un aire a aquella serie de libros de Gilbert Delahaye, ilustrados por Marcel Marlier, que tanto nos gustaba de niñas.
En ellos, la protagonista también tenía un perro -Patafouf- y se desenvolvía siempre en un entorno cotidiano. Imagino que mucho queda , y algo ha de aflorar, de aquello que leímos en la niñez cuando creamos para el púbico infantil, y ciertamente aquellas ilustraciones de la serie Martine me parecían lo más. Esta puede ser ocasión de un pequeño homenaje a nuestro ejemplar de Martine et son ami le moineau, que algún gorrión hay también en este libro.
Gracias, Paula, por la insistencia y el cariño; Ana Eulate, por el entusiasmo y la libertad en el proceso de creación: resulta muy sencillo hacer libros con vosotras. Y gracias, cómo no, a Helena, por ser tan fan de mis libros y por haberse prestado a ser aquí la protagonista, al final medio prima de aquel primer zaszás ;), aunque mucho más versátil y simpática.
Something’s happening in the city se encuentra también disponible en todas las librerías, en la estupenda versión de Jon Brokenbrow. Confiamos que en español o en inglés, este álbum os despierte las ganas de salir a descubrir la riqueza de lo que se muestra a nuestro alrededor.