A lo largo de varios meses de 2016 trabajé en las ilustraciones de esta novela infantil surgida de la impresionante imaginación de Patricia García Sánchez, el alma de Contando estrellas. Cuando se puso en contacto conmigo y me propuso trabajar en una novela de aventuras que tendría como trasfondo musical las melodías de diferentes compositoras, sencillamente no podía negarme a participar en un proyecto que era capaz de aglutinar varias de mis pasiones: los libros de aventuras -que me han fascinado desde niña y aún hoy lo hacen-, el dibujo y la música.
Se trataba de realizar, en principio, una ilustración por capítulo, y con esa idea inicié la lectura de esta hermosa fantasía que me supuso enseguida un reto, porque los escenarios en los que transcurre son un derroche de imaginación y color. Por un lado, las aventuras de Arrecife constituían un viaje a través de Disonancia, un lugar imaginario un tanto surreal, por varios motivos que no desvelaré aquí, lleno de escenarios maravillosos. Por otra parte, deseaba ajustarme a lo descrito, pero sin hacerlo todo explícito, pues entiendo que como lectores llevamos a cabo una importante labor de construcción imaginaria de la que no deseaba privar a los niños, principales destinatarios del libro. Estaba, además, la cuestión de la música... ¿Cómo enfocar las imágenes que debían reflejar la historia sin condicionar en exceso la interpretación? ¿Y cómo incorporar el elemento musical a la imagen?
Es cierto que la protagonista, una niña de diez años, aparece bien definida, en un estilo que me resulta natural y muy propio: Arrecife surgió enseguida a lápiz con algunos toques de color. Y así se quedó. Faltaba el resto. Pero también de un modo natural vi claro que la técnica del collage podría ser una solución que esquematizara los fondos y representara el traslado de la protagonista a un mundo claramente diferente, porque esta novela es una fantasía dentro de otra fantasía. Eso permitiría, además, incorporar la representación de las melodías como un elemento fantástico más, sin requerir la justificación de "lo real".
Y así surgió la primera ilustración: el bosque de los colores invertidos, en que los troncos de los árboles son recortes del Nocturne de Lili Boulanger, y el suelo se completó con unos toques de magenta, como indicaba el texto, que añadí digitalmente.
Procedí de un modo parecido en algunas ilustraciones más, mientras que en otras la partitura o un autógrafo de la compositora correspondiente se incorporaron de manera digital, como en el caso de la segunda imagen que completé, en la que la labor de documentación me llevó a incluir no solo los pentagramas del Andante del Trío en sol menor, op. 17/3, sino también una hoja del cuaderno de papel pautado empleado por Clara Schumann. La escena pasó de ese modo de su aspecto en crudo:
a matizarse digitalmente, con un cambio de color en la línea de la partitura, la superposición del papel pautado, que se percibe en el cielo, y algunas brumas.
Y así a lo largo de todo el proceso de ilustración, que se completó con algunos detalles -manuales y recortados, para mantener la unidad- que cierran varios de los capítulos.
El gran trabajo de maquetación llevado a cabo por la editorial bookolia, que desde el principio creyó en este proyecto y lo vistió magníficamente, con detalles en rojo y azul, ha mimado hasta el último detalle a Arrecife. El libro incluye, además, un breve glosario de los términos musicales que aparecen en la novela, y un apéndice con breves reseñas biográficas de las compositoras cuyas melodías arropan las aventuras de esta niña a la vez corriente y especial.
Hemos contado también con el apoyo de la Asociación de Mujeres en la Música, que ha visto en el libro una vía por la que acercar a las nuevas -y no tan nuevas- generaciones a la labor de estas compositoras que, en su mayor parte, no han recibido reconocimiento y siguen siendo grandes desconocidas para el gran público.
El lector puede, además, acceder a la playlist con la selección musical de Arrecife y la fábrica de melodías desde la web de la editorial, y enriquecer de ese modo la experiencia de la lectura, que tiene la capacidad de llegar así a través de lenguajes diferentes, pero complementarios, a un público muy diverso.
Trabajar en Arrecife y la fabrica de melodías ha supuesto una experiencia de disfrute y crecimiento, de encuentros personales a lo largo del trabajo y, una vez culminado, en las presentaciones públicas, en las que la magia de la historia creada por Patricia García Sánchez y la música de estas grandes mujeres logran recrear la atmósfera especial que la protagonista vive en su viaje iniciático de ida y vuelta a Disonancia.